jueves, 17 de junio de 2010

Capítulo 3


No me late el corazón, ni tengo aire en mis pulmones. No siento el mundo que me rodea. ¿Acaso he muerto y este es el infierno? Tambaleante me alejo de la puerta y logro andar hacia el otro lado de la casa donde no hay nadie. Allí donde antes estaba sentada escribiendo a aquel olor, a aquel recuerdo.
Miro la pantalla.
Te quiero, te quiero, te quiero… Vuelve
Siento una mano invisible que me aprieta el cuello impidiéndome respirar. Intento gritar pero es imposible, no tengo fuerzas, no tengo vida. Cierro los ojos una vez más y tras poner mi mente en blanco logro reaccionar. Miro hacia el escritorio donde yace abierta la libreta con mis secretos. La recojo con rapidez y salgo corriendo de la habitación. Oigo voces en la cocina pero no las escucho. Risas quizá. ¿Jack está riendo? ¿El mismo Jack que se fue hace un año y no volvió? ¿El mismo del que no sé nada desde hace 364 días?
‘Me voy, no puedo más, no aguanto más… Adiós Virginia’
Sus palabras amortiguadas por el sonido telefónico retumban mi mente mientras voy de habitación en habitación buscando una ventana abierta que lleve a la playa. Pruebo en el despacho. En el baño. Todo cerrado con una llave que está en una cocina repleta de desconocidos. Todos, incluso Jack.
Intento pensar aunque lo único que quiero hacer es salir corriendo. Noto una brisa marina en mis pies que proviene de la habitación de al lado. Me acerco y veo la cortina balanceante. Corro hacia allí y abro el ventanal de cristal con fuerza. La luz del sol me ciega por unos momentos pero pronto logro recuperar la visión. Me acerco a la barandilla, tiro la libreta, paso una pierna por encima y me agacho hasta poder colgarme de ella y caer en el jardín.
Tras recoger la libreta comienzo a correr hacia la playa. El sol cae incesante frente a mi recordándome que sigo viva aunque me cueste creerlo. No puedo pensar en nada ni ver nada. El odio me ciega, ¿o es el amor? Mis piernas van solas mientras me acerco jadeante a la orilla. Por fin allí, el agua helada me devuelve los sentidos y a la muerte viviente. Me arrodillo en el agua pero ya no siento el frío ni la humedad. La libreta flota en el mar y mis palabras acaban siendo un borrón de tinta.
Tu aroma me ha hecho recordar lo mucho que te he echado de menos, vuelve…
Una bola de fuego se acumula en mi estómago intentando salir. Miro al cielo y entonces explota.
Un grito ahogado sale de mi garganta. Dolor. Frustración. Pena. Vida. Muerte. Soledad. Amor. Desamor. Un año de vida sin él se transforma en el abismo de mis pulmones.
Mis manos golpean mi propio cuerpo, odiándolo, repudiando cada rincón por estar aún ahí, por haber esperado tanto tiempo por él. Y el grito pronto se transforma en llanto.

3 comentarios:

  1. Ya me voy enamorando... es imposible no hacerlo.

    Un besazo para la mejor escritora que consigue hacer que siempre siga lloviendo en mi corazón.

    Gracias Virginia.

    Gio

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  2. Y tú siempre serás única.

    Un abrazo,

    V.

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  3. Gracias preciosa.

    Siente mi abrazo...

    Gio

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